Bienvenido a nuestra historia

Fabricamos desde 1975. Un viaje que construimos juntos, escribiendo capítulos llenos de conexiones especiales.

Bienvenido a nuestra historia

Un viaje que construimos juntos, escribiendo capítulos llenos de conexiones especiales.

Un viaje a través de nuestra imagen

Fue en 1975, en Gurb (Barcelona), cuando Pere y Jordi Solerdelcoll, padre e hijo, fundaron la empresa PAHI. El nombre de la empresa nació de esta unión: "Padre" + "Hijo", y éste carácter familiar sería desde entonces el alma de la empresa y la base para fundamentar su proyecto.

En su taller inicial empezaron con el montaje y la producción de estructuras metálicas para mobiliario escolar, mobiliario urbano y mobiliario para peluquería y estética.

1975

1994

2001

2009

2012

1975

Los inicios en casa, nuestro taller

Nosotros, el equipo familiar

Fabricantes desde nuestros inicios

Primeras presentaciones en ferias

Creación de los primeros productos.

PAHI nació entonces en un núcleo familiar dónde pronto se unirían más trabajadores, empujando y ayudando a crecer este proyecto y esta familia. En 1985, la esposa de Jordi, Gemma Lagunas, se incorporó al equipo y desde entonces sería su mano derecha liderando toda la parte administrativa y financiera. 

1994

La familia Pahi sigue creciendo

2001

Nuevo Showroom

Hacia el año 2003 tuvo lugar el relevo generacional que situaría a Jordi y Gemma al frente de la empresa, la cual empezaría a consolidarse como uno de los fabricantes de mobiliario para salones de belleza más importante a nivel europeo.

2009

Una nueva visión

2012

Crecemos siguiendo el proceso artesano

2024

Nueva imagen

Actualmente, después de casi 50 años, sus hijos Gerard y Eric Solerdelcoll forman parte también de este equipo, que cuenta ya con más de 35 personas. PAHI, presente en la mayoría de países europeos, sigue su expansión promoviendo y conservando sus valores iniciales con manos que dibujan, manos que cosen, manos que encolan, manos que montan muebles, manos que preparan el material para enviarlo. Así pues, el espíritu artesano envuelve todo el proceso.